sábado, 7 de marzo de 2009

LAZOS DE AMOR EN EL SOCIALISMO


Por Rosa Tristan
Extraido del periódico Debate Socialista (Caracas, Marzo 2009)

En nuestros días, todo el interés cultural gira alrededor de la sexualidad: cine, novelas, poesía, la industria de cosméticos, moda y publicidad que facturan sumas inimaginables a costas de ese insatisfecho anhelo humano.


Si aceptamos que toda la humanidad sueña sobre el amor sexual ¿Qué esperan los individuos de la vida? ¿Qué esperan los individuos recibir de ella? A estas preguntas Freud respondió: …claman por felicidad, quieren ser felices y continuar siéndolo, quieren experimentar poderosas sensaciones placenteras.

Sin embargo, parecieran existir muchas dificultades en la realidad para llegar a la realización de este sueño, principalmente por el hecho, de que nuestra intimidad y nuestra familia están constantemente ajustándose al sistema económico. Así, cualquier vínculo amoroso humano, se ve obstaculizado la mayor parte del tiempo por la mezquindad y la necesidad de dominación que requiere el sistema para funcionar. El sentimiento de seguridad en el amor que espera encontrar la gente a lo largo de su vida, queda reducido a la amenaza del castigo o del abandono.

Este castigo se lleva a cabo a través de un sistemático y silencioso método en las etapas de la primera infancia, la adolescencia y el matrimonio. En estas tres etapas se instalan reflejos condicionados para asegurar la continuidad de una moral que deforma los conceptos verdaderos del amor.

En la primera infancia gracias a la atmósfera neurótica del hogar, se realiza un entrenamiento severo, estricto y prematuro que garantiza el mantenimiento de la limpieza y pulcritud del cuerpo y de los espacios de convivencia. Se le exige a los infantes ser “buenos” y mostrar un absoluto autocontrol, carácter tranquilo y dócil. Se prepara a un individuo con la suficiente falta de independencia en el pensamiento y de acción, que le impedirá la superación de su situación infantil por las angustias de la dependencia patológica.

Con una niñez sumamente estricta, se ha preparado el terreno para más inhibiciones: la prohibición de la masturbación de los adolescentes, las dificultades para encontrar lugares propicios para iniciarse en el acto sexual y el miedo aterrador al embarazo. Si una adolescente lleva a cabo relaciones sexuales en edad temprana, entonces estas son calificadas de perjudiciales e inmorales.

Al lograr instalar el miedo a la sexualidad en el inconsciente del joven, este será presa fácil de la dominación, declinará toda responsabilidad de sus actos y reclamará que alguien le dirija y le frene en su adultez, alguien que personifique las características castrantes de su familia autoritaria.

En el peor de los casos, este miedo puede llegar incluso a manifiestarse en el ámbito político revolucionario, como el miedo de la dirigencia a asumir su papel de vanguardia y su responsabilidad histórica. Eso nos daría una posible explicación de por qué a lo largo de la historia ha habido muchos casos donde las fuerzas revolucionarias una vez alcanzado el poder con sangre y sacrificios, lo entregan a las fuerzas conservadoras restauradoras.

En el microcosmos de un individuo, un adolescente que ha vivido hasta esta etapa bajo los preceptos de una familia autoritaria, habrá dado como resultado una pequeña máquina de hacer negocios, cuyo dinero compensa, la insatisfacción que le ha negado la sexualidad. Es un ser crónicamente mal humorado e incapaz de experimentar verdadero placer y listo para el matrimonio monogámico.

En el matrimonio compulsivo, la asociación sexual, el compañerismo humano y los sentimientos de ternura son reemplazados por una esclavitud recíproca producto de la relación niño dependiente - padre o madre neurótico. La familia autoritaria continuará recreando per secula seculorum la estructura psíquica mecanizada capitalista.

En el sistema social actual las personas tienen dos posibilidades para sobrellevar esta carga: sufren en silencio este orden mal establecido, o hacen trampa o son hipócritas.

Para realizar una profilaxis de las neurosis debemos contar con una transformación radical de todo lo que la ocasiona. La terapéutica individual ha demostrado carecer de efectos sociales contundentes. Al cambiar las relaciones económicas de la sociedad que requiere de seres neuróticamente adaptados para la competencia y el estrechamiento emocional mínimo, cambiarán de forma inminente las relaciones íntimas familiares. Un sistema donde la suerte de uno determine la suerte de todos, relajará las tensiones establecidas en la niñez, pues ya no será necesario criar “personas exitosas” con todos los clichés que este éxito amerita. La nueva sociedad aceptará que la pubertad significa primordialmente, entrada en la vida sexual y la generación madura dará paso -con su brazo de guía y no de espuela- al espíritu combativo de la juventud que conquistará el eslabón siguiente de la civilización.

En la nueva sociedad los adolescentes encontrarán su camino hacia una vida amorosa y de trabajo integrado a la sociedad en la que lograrán superar sin mayores traumas, las fijaciones infantiles con sus padres.

La perdurabilidad de la familia no estará fundada exclusivamente sobre la dependencia económica de la mujer y los hijos al marido. Se recuperarán los lazos amorosos y tiernos como única yunta posible, y la pareja recuperará su conciencia de seres sexuales.

La mujer se mostrará como un ser sanamente sexual, y se liberará del angustioso estado de culpabilidad. El número de hijos que procreará será sólo aquel que su cuerpo y su espíritu le soliciten. La mujer traerá su progenie al mundo Socialista en condiciones favorables, protegida por la sociedad.

Al reconocer oficial y públicamente el derecho de la mujer a la sexualidad conducirá al hundimiento de todo el edificio de la ideología autoritaria y de la política sexual reaccionaria.

Ante todo lo anterior, la pequeña burguesía y la burguesía seguramente colocarán como diatriba, que en caso de suprimirse la moral sexual represiva, devendría una anarquía o libertinaje sexual. Pero por ningún motivo debe confundirse que la ausencia de represión sexual llevará a la sociedad a una especie de masificación social pornográfica. Un ser sexualmente sano posee, una autorregulación sexual que lo lleva de manera consciente a confiar en sí mismo, al cultivo de verdaderas asociaciones sexuales, a la complicidad humana, a la expresión de sentimientos de apego saludable con su pareja, es decir, al amor sin deformaciones artificiales.

Este tipo de uniones no compulsivas entenderán que el proceso de amor es un proceso de vida per se, y lleva a su mínima expresión todo tipo de relaciones sado-masoquistas, incluyendo aquellas que hoy día se dan en el ámbito laboral y económico.

Wilhem Reich al final de su libro la función del orgasmo, señala: el tema de la sexualidad se identifica con lo viviente, abrió camino a otras ciencias…pero su núcleo permanece inalterable: el enigma del amor, al que debemos nuestra existencia.

Fuentes: Psicología de las masas del fascismo 1933, Wilhem Reich

La Función del Orgasmo 1927, Wilhem Reich

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