lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Lograremos la mayoría en la Asamblea Nacional?

Por el positivo resultado que sobre la siquis de sus seguidores ejerce el empleo de la guerra sicológica como estrategia electoral, la oposición puede darnos un susto

Martín G. Maytín Puentes

Cuando escuchamos al pueblo opositor, —no a su dirigencia— manifestar que el 27 de septiembre amaneceremos libres, que volverá la democracia y viviremos sin peleas ni divisiones ¡por que este hombre se va! y entre las expresiones más contundentes generadas por los desplazados de la “hermana República” porque sus leyes lo permiten, esta la de deportar a Chávez a EE.UU. el mismo 27, queda evidenciado que la propaganda subliminal con las que los bombardea la canalla mediática esta surtiendo efecto.

Propaganda que convierte en mitos de mejores momentos las inequidades del pasado tales como el “paraíso” de la democracia representativa ahora extraviada; que remueve sentimientos miserables a través del no continuaremos con la regaladera y hasta el ridículo quejumbre de no más peleas ni divisiones, son algunos de los mensajes que a través de las estrategias de guerra sicológicas estimulan en los oposicionistas el sentimiento del desquite y la venganza como una manera de convertir la frustración y la rabia, en una perseverante lucha para salir de esta dictadura.

No es sencillo enfrentar la lluvia de mensajes atemorizantes en los que se incluyen frases como expropiar, prohibir, limitar, confiscar, confrontar, inseguridad, violencia, racionamiento, hacer colas… sumándole a ello, que la incipiente lucha de clases que es la redención de los trabajadores —por la misma guerra sicológica— despierta temor en muchos de ellos que ven en peligro su salario “seguro” de quince y último.

Víctimas, algunos inocentes pero la mayoría a gusto de estas campañas publicitarias, el opositor asume que el 26 de septiembre es una oportunidad para salir de Chávez, esto ocurre, porque han sido manipulados a imaginar que es una elección presidencial… y este es el aliciente con el cual los invitan a participar: elección presidencial.

Sabemos que en las elecciones para la Asamblea Nacional, no atraen al grueso del electorado de cualquier parcialidad, por lo que estimular al pueblo opositor —y éste asumir— que esta es una elección presidencial o tal vez, un plebiscito, se convierte en el principio motivador, movilizador y aglutinador de la campaña opositora.

¿La oposición llegará a la Asamblea manipulando instintos?

La propaganda reaccionaria afianza su estrategia política, en estimular la soberbia de los opositores a través de la rabia y el odio que instigada adecuadamente, remueve estos primitivos sentimientos especialmente en los individuos de caracteres inmaduros.

Entre estos instintos tenemos el individualismo, egoísmo, egocentrismo y la envidia… que son sentimientos producto de frustraciones no superadas. El ¡no me quites lo mío! o bien ¡con lo mío no te metas! se debe a la falta de reconocimiento familiar y social y a la formación de valores inculcados por la “nana televisión” que sustituyó a la familia en este importante rol, convirtiéndose en la gran orientadora de la población oposicionista. Por esto, el Partido mediático mantiene la fe en su posicionamiento logrado a través de mensajes subliminales unos y directos otros, porque conocen la fuerza hipnótica que la televisión y los medios impresos ejercen sobre estas víctimas.

El DESQUITE: ¿motivo del aumento de los electores opositores?

Como dice el presidente Chávez que le manifestó Fidel Castro, “en Venezuela no pueden existir 4 millones de oligarcas”; aceptando esta realidad nos debemos preguntar ¿porqué aumentan sus electores… y porqué las encuestas no lo reflejan? Analicemos:

• La mediática ha construido para sus ambiciones políticas, la imagen del pueblo chavista, como hordas de gentes crueles y agresivas y además, feas y oscuras. Por contraste, a los opositores se les presenta como seres modositos, blanquitos, estudiados y por lo tanto, superiores. Estos mensajes de prepotencia, convierte a los escuas en personas aprensivas, recelosas y desconfiadas, por esto, no contestan las encuestas, convirtiendo la realidad en falsedad. Es decir, el 26, todos correrán a votar por que su motivación es “salir de Chávez a como dé lugar”. El ODIO

• Otra influencia que fortalece y unifica a la oposición, es la moral capitalista, que instalada en la siquis colectiva desde la industria cultural, sublimiza los valores burgueses tales como la competencia, el sobresalir, el mundo es de los más aptos, sólo contratan a los mejores… convirtiéndose en la particularidad de la personalidad arrogante de los oposiciónistas y esta (re)-presión social se resuelve a través del no dejarse, del desquite, del ¿hasta cuándo tanto Chávez? Por esto, el próximo proceso electoral, se convertirá en una válvula de liberación del estrés que las campañas mediáticas de odio han insertado es sus seguidores.

• El odio que genera la mediática, les hace asumir (diferente a creer) que en las elecciones del 26-S, se encuentra la meta final, porque además es más fácil la competencia contra uno, —Chávez— que contra 167 candidatos a nivel nacional.

• La insatisfacción por la pérdida de poder de unos y el miedo de sentirse alcanzados por la “chusma” de otros, los hace luchar por el retorno a “su” normalidad y esta sólo la alcanzarán con la salida de Chávez, siendo—como expresamos antes— el escape de su enclaustrada furia, asumiendo la elección para la A. N., en elección presidencial.

Despertaron los excluidos… aparece la rivalidad

Otros condicionantes que disparan la chaveta de la oposición:

* La ampliación en el sistema educativo tanto a nivel técnico como universitario y la inclusión del grueso de la población, genera revancha en el desclasado que se siente triunfador por los títulos obtenidos tras “quemarse las pestañas”, mientras según ellos, a los “marginales les regalan los títulos”.

* Las mejoras en la pensión de vejez y la inclusión de campesinos y pescadores que se encontraban fuera del sistema formal de trabajo, genera odio a quienes “cotizaron religiosamente”, teniéndose que “calar” a los otros en su mismo nivel de seguridad social y además, no va a alcanzar la plata “pa’tanta gente”.

* Al conducir nuestro proceso por la vía del cumplimiento de las ofertas electorales, por lo tanto, los repetidos triunfos, provoca el desconcierto y alimenta revancha en los que estaban adueñados del poder.

* Odio y votos en contra, manifiestan los desplazados de la “hermana República” para desafiar las deportaciones que de los capos de la droga realiza el Estado. Lamentablemente estos criminales se han mimetizado el imaginario popular colombiano, haciéndolos asimilar las patrañas que les presentan a los “barones de la droga” como los patrones buenos, los que “dan” empleos, imparten justicia, los nuevos “Robin Hood”, Por esto, el 27-S, “también deportaremos a Chávez”.

El que tenga ojos… ¡que no baje los párpados!

El triunfalismo, engreimiento causado por la aparente apatía electoral de la masa opositora, nos presenta como vimos anteriormente, la falsa realidad de que se encuentran desarticulados, pero si analizamos los números de la última contienda, la Reforma Constitucional, pese a que las fuerzas revolucionarias obtuvimos el triunfo, la oposición aumentó 500 mil votos. De allí en adelante su crecimiento ha sido lento pero sostenido y nos negamos a aceptar no sólo esto, si no que los valores porcentuales se han mantenido en 60% para el proceso y 40% para la oposición.

Lo anterior significa, que para evitar las negociaciones con esta oposición reaccionaria, que asume la política desde la perspectiva infantil de la negación de toda propuesta por el simple deseo egomaniático de mostrarse importantes, debemos tomar conciencia de que la lucha es superar este 60% y llevarlo a 67% y así obtener las dos terceras partes de las curules en la A. N., (67%= 112 Dip.) porque lo que esta en juego es el futuro del Proceso, de la permanencia del Presidente en el poder y de la Paz ciudadana.

Tomar conciencia de que para mantener la estabilidad política, obtener mayor tiempo para que el pueblo conozca, disfrute y asimile los valores socialistas; se profundice el proceso revolucionario y la integración nuestrAmericana, pasa por lograr estos 112 Diputados y esto depende tanto del esfuerzo y responsabilidad colectiva como individual para llevar a los centros de votación a nuestro electorado.

La responsabilidad es de todos, empatrullados o no. Las tareas que se emprenden desde la conciencia y del espíritu revolucionario, pasan por en primer lugar ser creativos, tomar iniciativas sin esperar órdenes o “líneas”. La actividad política de todo cuadro revolucionario —y todos lo somos— es hacer que este proceso de liberación logre sus objetivos y para esto, construir una lista de amigos y simpatizantes de la revolución para motivarlos, colaborar con ellos en la asistencia a los Centros Electorales, involucrarlos en tu estructura, es una de las tantas maneras de afianzar el proceso revolucionario.

Estamos en guerra… por esto confrontamos

• La alegre algarabía del ¡uh! ¡ah! ¡Chávez no se va!... nuestro cántico triunfal que no dejaremos jamás, lamentablemente mantiene vivo el instinto de revancha en el opositor, porque no nos han podido superar ni en las urnas ni en el ingenio popular. Por esto y por ser la nuestra una lucha de clases, continuaremos dándoles duro allí donde les duele, porque el cuero seco que somos los venezolanos (nos pisan por un lado y les reviramos por otro) siempre tendremos capacidad creadora, organizativa y convencimiento de que el camino del socialismo, es el camino correcto.