Por Frente Antifascista de Venezuela
Lo que percibimos como una ridícula y arbitraria decisión del decadente, por lo tanto peligroso imperio, de incluirnos en “su” lista de países terroristas, será la bandera política de la artera derecha fascista venezolana en las próximas elecciones de alcaldes y gobernadores y por supuesto, hacia todas las decisiones que electoralmente se tengan que tomar para el buen desenvolvimiento de nuestro proceso revolucionario.
Observar que caballerescamente, las siempre desgañitadas voces del oposicionismo ramplón estén alertando que el que seamos incluidos en la categoría de “país terrorista”, traerá graves consecuencia a “todos”, debe ser observado con la cautela y dudas propias de quienes —como los que apoyamos este proceso— hemos sufrido los más ruines y viles ataques, amén de verlos como gozosas hienas en festín de leones, cuando el imperio nos amenaza con sus descertificaciones y planes tipo “Balboa” o cualquier otro descrédito.
En la campaña publicitaria para evitar el triunfo electoral y la continuidad de la Revolución Sandinista en la Nicaragua de 1990, el imperio empleó la estrategia del miedo como efectiva arma política comunicacional para derrotar a Daniel Ortega que aventajaba en las encuesta a Violeta Chamorro, por de 14 puntos. Táctica de rumor y maniobra mediática similar a las empleadas en México, El Salvador y otros países centroamericanos, con mensajes como el “comunismo” de Chávez y la restricción a los envíos de las remesas externas de dólares de quienes en los EE.UU., realizan los más penosos y perversos oficios para subsistir en su devenir familiar.
Son estas bien estudiadas campañas de terror psicológico, las que mejores dividendos político-electorales le ha producido al imperio en su afán por mantener en el poder a sus lacayos, agentes encubiertos de la CÍA y que aquí en Venezuela, luego de fallidos intentos para tratar de erosionar las bases de la Revolución Bolivariana, se lanzan con esta estrategia del “miedo a la guerra” que sería causada por “el apoyo que Hugo Chávez brinda a grupos terroristas y sus reiteradas violaciones a los Derechos Humanos” y que al final —aspira la socarrona y demente oposición— genere el rechazo a la figura del camarada presidente y a los conceptos de independencia y autodeterminación que su figura y verbo encarnan en el subcontinente.
Con la mascarada del aislamiento económico, a través de la prohibición de contratos de operación y servicios de compañías estadounidenses y eventualmente, una invasión tipo Irak a nuestra patria, es que se oculta el verdadero origen de estas absurdas declaraciones, el cual no es otro que la desestabilización política desde la tribuna electoral; es decir, que este es el inicio y la pauta de la campaña electoral para el oposicionismo fascista que se sostendría en el concepto de que Hugo Chávez, nos conduce a la guerra y al aislamiento económico, técnico y de reposición (¿cómo vamos a reparar nuestros autos?), acompañado de otro perverso lema, dejado entrever por el efebo Carlos Ocaríz, de PJ,: “construir un país de propietarios”, que frente a nuestra preclara proposición: “patria socialismo o muerte”, tendrán un peso importante en la psiquis colectiva, que debidamente manipulada por la canalla mediática causará un descalabro en nuestro natural caudal de electores.
Exponemos estas ideas para hacer frente a la bufonada imperialista, porque un conflicto armado o agresión a nuestra patria, no le conviene al loco jefe gringo por entre otros cálculos y sus respuestas:
A•) Incursión desde Colombia al occidente del país en pos del petróleo. El presidente Chávez amenazó (y ellos saben que lo hará) con volar los campos antes que entregarlos; generándose un caos económico mundial por ser igualmente posible un boicot o cierre del grifo petrolero desde la OPEP.
B•) Violento ataque armado o de shock, apoyado por tropas regulares, paracos y mercenarios. Luego de la violencia inicial se convertiría en una guerra larga, Venezuela contaría con el apoyo hemisférico (cosa que le resbala al imperio), pero el costo de la opinión pública estadounidense por la cercanía geográfica con nosotros y el económico, no le va a ser fácil soportarlo. El decadente imperio, a pesar de su torpe percepción hacia los latinoamericanos, debe imaginar el efecto de fortaleza popular que son las reservas militares y más aún, reservas militares enguerrilladas apoyadas por el pueblo y con claros conceptos políticos patrióticos.
C•) Penetración paramilitar. Esta peligrosísima estrategia, está siendo desmontada paulatinamente por los cuerpos de seguridad del Estado con la cautela y discreción correspondiente y en esta oportunidad, la mudez informativa de los medios nos favorece.
D•) Invasión silenciosa. Para el imperio, contar con gratuitos mercachifles de la información les genera mejores dividendos que las otras opciones, sin embargo, el pueblo ha venido tomando conciencia de esto y los medios al servicio de la traición, día a día, además de perder credibilidad, han predispuesto al pueblo frente a todas sus artimañas mediáticas.
Los declarados “países terroristas”, como Corea del Norte e Irán, hasta ahora gozan de buena salud, porque la intención mediática de esta declaratoria, es la de adobar a la pusilánime opinión pública mundial para que asimile una futura invasión. En nuestro caso, este es un ardid electorero, sin desestimar que el peligro de una invasión u otra locura estén latentes. El imperio no desconoce la importancia que les representa el suministro seguro del petróleo venezolano —tal como lo estamos proporcionando— y una aventura militar, les puede acarrear grandes problemas económicos.
Es necesario alertar, que esta campaña de incluirnos en la lista de “países terroristas” porque “apoyamos” a grupos en armas, es parte de la estrategia comunicacional electoral para sacar del juego al camarada presidente y a todos los que lo respaldamos. Observemos que cuando el dominador coincide con el pueblo, es porque le conviene a sus intereses de clase. Es decir, que alerten en plena coincidencia con los planteamientos de paz del presidente Chávez y hacer el papelón de magnánimos, de caballeros, no le quitará el sueño si le conviene a sus particulares y obscuros intereses.
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