domingo, 21 de noviembre de 2010

Un grano de petróleo

A NUESTRA ATARRAYA LLEGÓ ESTO.... el que se pique es porque ají come:

Un grano de petróleo
Por:Melquiades Iguarán

(Manual de estilo político de un burócrata con carabina plástica de revolucionario).


1)Ubicarse estratégicamente, de tal forma que se pueda escribir sobre la revolución sin que le salpique el barro y no le falte el aire acondicionado;

2)Dejar claro que ÉL (acentuado y en mayúscula) es el guía, la luz, el iluminado que marca la música que hay que bailar;

3)Sentenciar, con juicio sumario, a los que se atreven a levantar la crítica con las sentencias de muertes conocidas: “contrarrevolucionario”, “pequeños-burgueses”, “infiltrados”; De ahí la contradicción del cuervo corporativo: tanto cita a Roque Dalton, tanto olvida que los que lo fusilaron recurrieron al expediente de la infamia.

4)Utilizar todos los recursos, a los cuales tiene acceso privilegiado, para hacer pública sus resoluciones, letanías y sentencias de muerte

5)Evitar de esta forma, conveniente por demás, el debate revolucionario, que siendo duro y franco, es necesario bajo una dinámica donde los argumentos superen los juicios previos y los insultos

6)Drama del guerrillero asesor senior: indicarle a todo el mundo cómo hacer la revolución de forma correcta, pero presenciar que en su conuco se está perdiendo la pelea (No se angustie, ese drama lo comparten muchos que están insertado en este Estado burgués a pesar de la buena voluntad que puedan tener)

7)Darle al final de la proclama, un saludo cargado de alabanza rebuscada al Comandante, creyendo que mientras más lo monta en un pedestal tanto más garantiza su bendición

8)Caer en la provocación que causa el ego herido, y poner debajo del escritorio una práctica necesaria para aquellos que sabemos que somos diversos y que la crítica constructiva es vital para avanzar en una revolución. Esa práctica es laUnidad. Y especialmente, resulta que olvidarse de la unidad de las fuerzas revolucionarias es dejarle al enemigo que siga avanzando.

La experiencia de la nuestra izquierda venezolana esta llena de actos heroicos, de elaboración de propuestas originales que trascendieron nuestras fronteras. De hecho, somos producto de esa historia. Pero también esa historia está llena de lecciones: el vanguardismo, la iluminación de los autoproclamados comandantes guerrilleros, las lecturas dogmáticas de la realidad; las prácticas poco democráticas en cuanto al debate. Una de las enfermedades más frecuente ha sido y es, el personalismo, el individualismo; las ansias de ser el actor estelar, el fotografiado de la fila de adelante; hay casi un tratado socio-psico-político de este infantilismo izquierdista. La historia es implacable, muchos de los comandantes principales de los 60, muchos de los “intelectuales” de izquierda de esa época, ahora bailan al lado de la derecha burguesa. Dejaron de estar contra el Capital, y por el contrario, como dice la canción del mexicano Alejandro Filio son “los socialistas tras el Capital”

En algunas aspectos tengo diferencias con el remitido de esos “campesinos pequeños burgueses” del FCEZ (de paso nunca había visto unos pequeños burgueses que sudaran tanto organizando al pueblo oprimido y que además tuvieran un discurso tan fresco). Pero, a pesar de esas diferencias, a la hora del balance lo que me identifica tiene un peso claramente mayor que lo que me separa. Y aunque no estaba decidido a participar en la movilización que están convocando para este jueves 25, confieso que ahora -gracias al “granito de petróleo” que salpicó en forma estéril- estaré ese día, a la hora pautada; creo que gozare un puyero. Tendré que ir como infiltrado, porque cada vez me doy cuenta que los revolucionarios están cada vez infiltrados es este proceso hermoso; jornada que estamos sembrando en estas tierras de iconoclastas y no de sumisos.

Melquíades Iguarán

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